La polémica sobre los deberes escolares, sobre su utilidad y la manera en la que influye en el aprendizaje de los estudiantes españoles está otra vez de actualidad, algo que ocurre cíclicamente, porque es un tema en el que no existe acuerdo entre familias y profesores, ni entre las familias o los profesores entre sí.
Podemos echar un vistazo a las evaluaciones internacionales para saber qué es lo que nos cuentan acerca del tema. Todos los países que participaron en el informe PISA de 2012, que es el último cuyos resultados se han estudiado a fondo (el de 2015 está en fase de estudio), incluyen los deberes escolares en el aprendizaje de los estudiantes.
Como sabemos, los datos emanados del informe PISA se refieren a estudiantes de 15 años, puesto que se realiza cuando el alumno cursa tercero de ESO, de manera que las conclusiones dejan aparte el papel de los deberes en primaria y se centran en la etapa secundaria obligatoria.
Según esos resultados de 2012, la OCDE tiene como promedio de horas semanales dedicadas a deberes 5 horas a la semana, con enormes variaciones entre los diversos países. Así, por ejemplo, la Federación Rusa, Irlanda, Italia, Kasajistán, Rumanía y Singapur suman más de 7 horas semanales de deberes. El caso más rotundo es el de Shanghai-China con 14 horas semanales.
En el lado contrario están Corea y Finlandia, con solo 3 horas semanales dedicadas a los deberes. España está por encima ligeramente de la media de la OCDE con algo más de 5 horas semanales. Una circunstancia que hay que señalar es la diferencia hallada entre el número de horas semanales dedicadas a los deberes entre los años 2003 y 2012, notándose en general una tendencia a la baja que, en España fue de 0,9 puntos, lo mismo que, por ejemplo, Finlandia, aunque el punto de partida de ambos países presenta una diferencia de 2 horas favorable a España.
Los sucesivos informes de la OCDE y también los que se obtienen de la valoración de resultados de PISA, determinan que los deberes son más frecuentes y útiles para los alumnos más favorecidos, con hogares que permiten el aislamiento a la hora de estudiar, los recursos materiales necesarios y padres más implicados en la educación. Parece, por otro lado, que estudiar en centros donde se asignan más deberes tiene un beneficio neto sobre, en concreto, el rendimiento en Matemáticas, con 17 puntos o más adicionales en países como Singapur o Japón. Esto tiene sentido si consideramos que las Matemáticas son la materia que más se trabaja por los alumnos en casa, pues es, paralelamente, la que más dificultades presenta y la que precisa un mayor adiestramiento.
La problemática del aprendizaje de las Matemáticas fue abordada en otro de sus estudios por este mismo informe. Pero PISA revela también que el número medio de horas que los alumnos destinan a los deberes u otras tareas establecidas por los docentes no suele estar relacionado con el rendimiento global del sistema escolar. Ello es porque aquí intervienen otras variantes: selección del profesorado, autonomía de los centros, planificación pedagógica, papel de las instituciones escolares, selección curricular, metodologías, etc. Esto quiere decir que la influencia de los deberes en la mejora del aprendizaje no es determinante y hay otros elementos, como los citados, que tienen más peso.
Algunas conclusiones se extraen de estos informes: los deberes son una oportunidad más de aprendizaje, pero no la más relevante. En ciertos contextos pueden reforzar las desigualdades socioeconómicas y su papel en el rendimiento de los estudiantes. Por otro lado, se aprecia la necesidad de que, en virtud de la igualdad de oportunidades, los centros y los profesores que actúan con alumnos desfavorecidos realicen un mayor esfuerzo a la hora de procurar las condiciones básicas para que se realicen los deberes. Algunas ideas se podrían poner en práctica, como los clubs de deberes entre estudiantes, las escuelas de padres para concienciar de la importancia del seguimiento escolar de los hijos y los recursos espaciales y materiales aportados por instituciones, incluidas las escuelas, para albergar la realización de los deberes en ámbitos confortables.
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